Y de pronto... nuestras miradas
se encontraron entre la serena libertad del monte y como las aguas del río
que al encontrarse con el mar
nos hicimos uno.
Como hada del bosque, de celestial belleza, me miras, entre árboles coqueta, tus labios me desmoronan de ternura y deseo, como un loco grito:
¡Te adoro! Y sin pensarlo, deslizo mis manos entre tus mejillas, fundiendo mis labios entre la humedad tus besos.
Y en cada beso, lenguaje del alma,
el tiempo se aquieta, el bosque
se cimbra y nuestros corazones estallan en hermosa danza amorosa.
Recostada entre hojas,
milímetro a milímetro
mis labios recorren tu piel
al tiempo que el viento acariciaba tus senos y de entre tus labios un alarido
se disipa entre el pino y el encino...
entre la tierra y el cielo... entre el lago y la luna.