desnudos entre el bosque andábamos,
sin prejuicios ni tabúes,
sin distinción entre lo bueno y lo malo.
Alguna vez recorrimos los campos
sin dueño
ni nadie que quisiera serlo,
cazando animales por necesidad
y con moderación,
no en exceso y ni por diversión.
Alguna vez respiramos aire puro,
escuchamos cantar a las aves,
compartimos el mundo con la naturaleza y las bestias;
¡alguna vez fuimos libres...
efímeramente libres!
Alguna vez no existieron dioses
o al menos no quien los inventara
ni mucho menos prohibiciones
contra la esencia del hombre,
ni valores trasmutados: ni paraíso
ni infierno.
¡Alguna vez fuimos humanos!
hoy no sé que somos
o en que nos estamos transformando,
¿En bestias o en primates;
en dioses o en demonios?
¡No sé en que nos estamos transformando,
más aun tengo la esperanza
de que algún día...
volvamos a ser humanos!
